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domingo, 23 de febrero de 2020

Edificio Curbera (1939)





Con trece alturas, en su día fue una auténtica revolución, siendo el primer edificio de la tipología de un edificio de gran altura con oficinas en las plantas bajas y viviendas en las superiores, sin apreciarse esta diferenciación en la fachada.


Construido en 1939 por el conocido arquitecto Francisco Castro Represas, y siendo el promotor el afamado empresario José Curbera su diseño respondió a las necesidades de la época. La década de los años 30 supuso la eclosión de los rascacielos. Sin embargo esa eclosión en Vigo se dio a menor escala.


Por tanto, es comprensible que el edificio despertara la admiración de la ciudadanía viguesa en el momento de su contrucción. Construido en la Avda. de García Barbón, el edificio Curbera es otro ejemplo más de la arquitectura racionalista en Vigo, tan presente en la obra de Francisco Castro Represas. Se trata de un edificio entre medianeras, cuya fachada tiene una amplitud de 25,50 metros y una altura de 50.


En un principio el edificio estaba proyectado con 10 plantas, modificándose posteriormente durante las obras a 13 plantas. Además, también se modifica la distribución por plantas, ya que en un primer proyecto el edificio contaba con tres viviendas por planta y finalmente pasa a dos. Sin embargo la fachada se muestra inalterable.

El edificio destaca por su imponente fachada principal. Partiendo de un zócalo de bajos comerciales y un portal centrado, se dispone una entreplanta de ventanal corrido. A partir de ahí se elevan los pisos con una marcada verticalidad debido al eje central de simetría y los elementos verticales de color gris. El lenguaje moderno está presente en la horizontalidad que provocan la disposición de los huecos de las ventanas y los balcones terminados en curva. También cabe salientar la escasa ornamentación de la fachada, exceptuando eso sí, el portal y el vestíbulo de acceso, de muy bella factura.


Se trata del mismo estilo que Castro Represas emplea en otras obras suyas previas como el edificio Sanchón o el edificio Ribas. Constructivamente, el edificio tiene una estructura de hormigón armado con forjados que trabajan en función de la luz a salvar. Cabe mencionar que si la modificación del proyecto se llevó a cabo fue gracias al uso del hormigón, que permitió la modificación en obra del edificio. La fachada principal se recubre con placas de piedra.


La fachada posterior, con la creación de la autovía AP-9, se convirtió en un elemento visible más del edificio. Aunque su tratamiento es más simple que la fachada principal podemos destacar los ojos de buey (ya presentes en el edificio Sanchón) como el elemento más reconocible del lenguaje racionalista.