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domingo, 23 de febrero de 2020

Estadio Municipal de Balaidos - Jenaro de la Fuente Álvarez (1928)






La construcción del estadio municipal de Balaídos comenzó en 1924. Ese año, un grupo de empresarios vigueses con el presidente de la Compañía de Tranvías, Joaquín Fontán, a la cabeza tomó la iniciativa de construir un nuevo estadio municipal.


El motivo que llevó a estos empresarios a promover la construcción de un nuevo estadio de fútbol fue la desaparación del histório Campo de Coia, ya que el trazado del tranvía hizo necesario su ocupación.

Para ello, compraron 75.000 metros cuadrados en la zona de Balaídos e iniciaron los trabajos de acondicionamiento en septiembre de ese mismo año. Estas obras obligaron a desviar el curso del río Lagares.

Dos años después se constituyó la sociedad Stadium de Balaídos SA, presidida por Joaquín Fontán. La sociedad cedió el uso de las instalaciones al Celta para sus entrenamientos y partidos oficiales y amistosos, por las que el club vigués debía pagar el 15% de la recaudación de cada partido en concepto de alquiler. Posteriormente los tres propietarios cedieron la propiedad de los terrenos a la sociedad a cambio de 250 acciones.



El primer proyecto técnico fue realizado por Ricardo Mella Serrano, hijo del anarquista vigués Ricardo Mella.

Sin embargo, el proyecto que resultaría definitivo lo realizaría Jenaro de la Fuente Álvarez. Con un presupuesto de un millón de pesetas se trataba de un proyecto que contaba con una pista de atletismo de diez metros de ancho, siete pistas de tenis y el estadio de fútbol. El graderío era corrido, sin ningún tipo de ángulos y tenía capacidad para 22.000 espectadores. Las dimensiones del terreno de juego eran de 110 x 70 metros.



A la par que se construyó el estadio, el Concello vigués decidió reorganizar el entorno del estadio creando la avenida de Balaídos, que permitía el acceso al estadio a través de la carretera de Vincios.



La sociedad siguió gestionando el estadio durante una década, hasta que decidió venderlo al Concello de Vigo.

El estadio municipal de Balaídos fue inaugurado el 30 de diciembre de 1928, con un encuentro entre el Real Club Celta y el Real Irún, ganado por los locales por 7-0. Con un estadio lleno hasta la bandera, el saque de honor corrió a cargo de la hija del ex alcalde Gregorio Espino. El encargado de bendecir el campo fue el arcipreste de Fragoso, Faustino Ande, que echó agua bendita sobre el terreno de juego. Posteriormente sonarían los himnos de España y Galicia.

En 1945 Balaidos es adquirido por el Celta, gracias a un crédito de la Caja de Ahorros que se amortizaba con una subvención municipal anual de 70 mil pesetas. El Celta cedía al ayuntamiento la nuda propiedad y conservaba el usufructo durante 20 años. Se decide entonces la reforma de dos de las gradas, Gol y Río, con proyecto de F. Molins. Ese mismo año se construyó la nueva grada de Marcador con capacidad para 6.000 espectadores.

El primer cambió que experimentó el estadio tuvo lugar en 1969. Con Rafael Portanet como alcalde, se iniciaron las obras de reforma que significaron la construcción grada por grada de un nuevo estadio. Para ello, el Celta firmó con el Concello un nuevo contrato de cesión por el que se fijaba una renta anual de 240.000 pesetas por el uso del estadio.

Las obras no terminaron hasta 1971 y las nuevas gradas tenían una capacidad de 35.000 espectadores. Esta nueva configuración, a excepción de la grada de Río, es la que aún se conserva en la actualidad.

La inauguración del nuevo estadio sería el 27 de marzo de ese mismo año, y contó con la presencia del Real Madrid.

Además de la construcción de las gradas, se hicieron otras mejoras como la instalación de la iluminación eléctrica, que se inauguró en un amistoso contra el Anderlecht belga.

El estadio sufriría su último cambio a comienzos de los años ochenta con motivo del Mundial de España en 1982.

Como sede el mundial, el estadio tenía que cumplir una serie de requisitos. Para acondicionarlo se construyó una nueva grada de Río y Gol, donde se ubicarían los nuevos vestuarios. Las gradas de Tribuna y Marcador fueron remodelados y en total, las obras dejaron un aforo final de 31.800 asientos.

El coste total de la obra ascendió a 474.000 pesetas.

Desde entonces, han pasado los años y el estadio se ha quedado anticuado. Muchos han sido los proyectos que han pretendido lavar la cara del viejo y vetusto estadio. Pero uno tras otro han ido guardándose en el cajón para caer en el olvido.

El primero de ellos se produjo en tiempos de Horacio Gómez con Castrillo y Príncipe en el Concello. Se trataba de un complejo deportivo, comercial y recreativo que se situaría frente a Zona Franca cerca de la urbanización de Navia. Contaba con restaurantes, zona comercial, palcos VIP, parking con 3.000 plazas, hotel, piscinas, cancha de baloncesto, etc. Citröen se opuso al proyecto y éste cayó en el baúl de los recuerdos.

Se intentió llevar a buen puerto el proyecto y se rebajaron las pretensiones, iniciales optando por remodelar el estadio grada a grada. Nadie tomó la iniciativa y el proyecto volvió a caer en saco roto.

Años después se presentaría otro proyecto, pero como todos, con el paso del tiempose fue guardando en el cajón de los proyectos olvidados.



Finalmente, con motivo de la candidatura de España y Portugal al mundial de 2018, el Concello vigués, de la mano del Teniente de Alcalde Santi Domínguez, presentó un nuevo proyecto de reforma. Si cabe, el más ambicioso de todos.

Con un presupuesto de 123 millones de euros (104 millones para la reforma del estadio y el resto para mejorar el entorno y el aparcamiento), la idea del proyecto es que esté financiado por el Estado, Xunta, Diputación y Concello.

El nuevo estadio tendría un aforo de 42.381 espectadores, todos sentados a cubierto. El aparcamiento subterráneo tendría capacidad para 2.074 plazas de uso público y 818 de uso exclusivo del estadio.




El estadio se construiría en cuatro fases.



1ª: Demolición y construcción de Marcador y parking subterráneo. Plazo de ejecución de entre 9 y 12 meses. 2ª: Demolición y construcción de Tribuna y aparcamiento de la avenida de Balaídos. Plazo de ejecución de 12 a 15 meses. 3ª: Mover el campo hacia Marcador y Tribuna. Demolición y construcción de Gol. Humanización de las calles Val Miñor y Balaídos. Plazo de ejecución de 9 a 13 meses. 4ª: Demolición y construcción de Río. Plazo de ejecución de 15 a 18 meses.

En palabras de Santi Domínguez, el estadio tendría amplios accesos y las gradas serían adaptables. El estadio tendría tres anillos de gradas: una inferior de 19.392 plazas, otra superior de 20.198 plazas y una intermedia donde estarían los palcos y medios de comunicación con 2.804 plazas.

El estadio tendría cuatro alturas y dos plantas subterráneas. En una de ellas se ubicarían los vestuarios, zona médica, zona de seguridad, almacenes, zona de mantenimiento y otras dependencias. La otra planta subterránea sería usada como parking.

La planta baja contemplaría la zona de acceso al primer anillo del graderío, la zona de restauración y comercial, taquillas y diversas dependencias (tiendas, locales para ex jugadores, asociación de peñas, etc.). La primera planta albergaría los palcos y zona de prensa; la segunda planta el acceso al segundo anillo; la tercera la zona de oficinas y sala de reuniones y la cuarta estaría destinada a la circulación de los espectadores.